lunes, 20 de octubre de 2008

EL RECONOCIMIENTO-EL AFECTO- LA ORACION


El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, consideró que el Día de la Madre, que en la Argentina se celebró este domingo, es una jornada de debe convocar al reconocimiento, el afecto y la oración, tres actitudes, dijo, “tan necesarias en la vida del hombre, tienen en este día por destinatarias a nuestras madres. Es importante detenernos un momento para fijar nuestra mirada y afecto en esa persona única, por quien hemos llegado a participar del misterio de la vida”. “El don de la vida, que tiene su fuente primera en Dios, ha encontrado en ellas una decisión y generosidad, más allá de toda circunstancia que pudo ser adversa. Esta decisión por el cuidado de la vida concebida, las hizo partícipes de esta obra maravillosa que es el nacimiento de un hijo. Con ellas ha comenzado una vida de la cual hoy somos testigos agradecidos”, subrayó. El prelado santafesino destacó que reconocer, en este caso, es “valorar desde el presente una historia que nos sostiene e identifica. El reconocimiento tiene mucho de verdad, de justicia y de agradecimiento; nos habla de comienzos, de raíces y de presencias. En este marco de recuerdos la figura de nuestra madre adquiere toda su grandeza, que sólo cada uno de nosotros puede conocer en toda su profundidad”. “Este reconocimiento -agregó- necesita expresarse en actitudes de afecto. Un saludo u homenaje que se quede en el plano valorativo de la inteligencia y no motive gestos de afecto, no expresa al hombre en su totalidad. La expresión de un reconocimiento que no baje al nivel del corazón se queda a mitad de camino, casi diría a nivel de documento de identidad, es decir, no expresa la verdad plena de una relación que nos involucra y compromete”. Tras señalar que “la vida afectiva forma parte de nuestra madurez, qué triste cuando esta dimensión no ha sido desarrollada o se mantiene oculta”, advirtió que “la ausencia de una expresión de afecto en este día tal vez no ofenda a nuestras madres, ellas todo lo comprenden, pero sí nos empobrece a nosotros como personas e hijos”. Finalmente, monseñor Arancedo sostuvo que el Día de la Madre “debe ser un día de oración, porque es la mejor manera de festejar y de tener presente a alguien. La oración nos introduce en un diálogo con Dios que nos permite ver, en toda su profundidad el valor y la dimensión de cada persona, que se convierte en el sólido fundamento de todas nuestras relaciones”. “Desde Dios las relaciones de paternidad y maternidad, como las de filiación y fraternidad, adquieren todo su significado y nos orientan hacia una actitud de respuesta agradecida en el amor. Dios no ocupa el lugar de nadie, pero sí ilumina y acompaña el camino de todos. Rezar por alguien es el primer gesto de reconocimiento y de afecto hacia una persona”, concluyó.+

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FacundoQuiroga, Buenos Aires, Argentina
Hace 75 años , un luminoso 12 de noviembre de 1933, nuestro pueblo se vistio de fiesta para ese gran acontecimiento que fue la inaguracion del edificio de la Iglesia Parroquial,puesta bajo la advocacion de "Nuestra Señora del Carmen"